18 - 24 Diciembre / 2023
En la newsletter de esta semana: nadar al lado de una Garza Real, la impermanencia de las Polaroids, bandas sonoras y mucho más...
EXTRA:
Un estudio de universidades como la Northeastern, el MIT y Glasgow analizó cómo los loros pueden usar tablets y teléfonos para llamarse entre sí. Parece que estas videollamadas podrían mejorar su comportamiento y bienestar en casa, como si estuvieran imitando cómo se comunican en la naturaleza. No sé qué pensar sobre esto, la verdad.
Adoro a Tom Waits desde la adolescencia. Su voz, esas melodías sensibles y acacharradas me llevan acompañando gran parte de mi vida. Hace unos días, BBC Sounds (la app está genial, por cierto, te muestra las canciones que están reproduciendo mientras suena el podcast) publicó una conversación de dos horas entre Tom Waits e Iggy Pop. Charlando y poniéndose discos el uno al otro. Un regalo envuelto con voces graves.
En The Film Stage han hecho un listado con las mejores bandas sonoras del año. Aún no he tenido tiempo de escucharlas todas, pero este año he escuchado muchísimo la de Past Lives (creada por mis admirados Daniel Rossen y Chris Bear). Otra banda sonora que me tiene loco estos meses es la de Kajillionaire, creada por Emile Mosseri. Curiosamente, no he visto esta película.
«La amistad es innecesaria, como la filosofía, como el arte, como el universo mismo... No tiene valor de supervivencia; más bien, es una de esas cosas que otorgan valor a la supervivencia.» - C.S. Lewis
P.D.: Felices fiestas. Espero que las disfrutes. A mí me suelen poner un poco nostálgico, supongo que sabes de lo que hablo.
En esta newsletter he hablado en algunas ocasiones de anunciar una novedad. Creo que es la vez que estoy más cerca de hacerlo (disculpa el mareo, es que me importa que lo que hago no pierda su sentido original) y quizás la semana que viene ya pueda contarte algunas cosas.
Había olvidado todos los recuerdos que me trae la canción de los Beach Boys. Ahora mismo la tengo en mi mente.
No me gusta mucho Tom Waits pero esa versión del Waltzing Matilda me ha calado los huesos hasta el tuétano. Hacía siglos que escuchar una canción no me hacía vibrar de ese modo. Gracias Santi.